Diario librero · Releyendo ‘Mr. Gwyn’

Diario librero de Berni, 28 y 29 de junio de 2023

Ayer dediqué la tarde a releer Mr. Gwyn, novela de Alessandro Baricco a la que tengo particular cariño. No soy muy de releer pero llevaba algún tiempo queriendo volver a esta historia de cuya primera lectura tenía tan grato recuerdo y que, en esta segunda, he vuelto a disfrutar tanto o más. Una historia particular, con esa forma tan bonita de escribir que tiene Baricco, esa sensibilidad que he leído en otras obras suyas (Seda, Novecento, Océano mar)… Se trataba de volver a terreno conocido y disfrutar: volver a un lugar donde fuiste feliz para así desconectar del resto.

Jasper Gwyn es un escritor que, en doce años de carrera literaria, lleva escritas tres novelas estilística y argumentalmente bastante distintas entre sí que lo convierten en un autor de moda en la Inglaterra en la que reside. Sin embargo, a sus cuarenta años toma la determinación de que no escribirá más libros: de alguna forma siente que todo lo que hace cada día para ganarse la vida no es adecuado para él y decide abandonar el mundo literario a pesar de la insistencia de su agente y amigo Tom.

«Yo esa frase ya la he oído docenas de veces, a mí me la han dicho una cantidad de escritores que tú ni siquiera te imaginas», le dice Tom tan pronto el escritor le comunica que deja la escritura. Pero Jasper Gwyn es un tipo muy particular y cuando vuelve a sentir la pulsión de escribir, la sobrelleva primero con gestos y hábitos en su día a día (como escribir en su mente) para acabar concentrándola en un nuevo oficio que idea: escribir retratos de personas.

Retratos que llevan de regreso a casa

Un oficio que no tiene idea de cómo acabará resultando pero que va proyectando y desarrollando de forma artesanal, invirtiendo todo lo que tiene en él para ponerse así entre la espada y la pared y obligarse a darlo todo. Con un antiguo almacén parco en muebles como estudio (a la manera de los de los pintores), un loop de sesenta y dos horas continuamente sonando con sonidos de toda clase y dieciocho bombillas artesanales (del tipo Catalina de Médicis) preparadas para que vayan apagando pasados treinta y dos días, el tiempo que calcula que precisará para cada retrato.

Un tiempo en el que el retratado iría cada día al almacén de 16:00 a 20:00h. para estar allí, desnudo, sin cruzar palabra con él. Cuatro horas cada día en las que estar solo consigo mismo. Todo para que el escritor pueda llevarlos de regreso a casa gracias a su retrato escrito. Ese es el objetivo.

El inverosímil Jasper Gwyn

Jasper Gwyn es un personaje que suena un punto inverosímil en el mundo en que vivimos. No lo digo por su puntilloso perfeccionismo (antes que escritor fue afinador de pianos) y, desde luego, no por no creer en el matrimonio (porque no cree en el matrimonio)… Ni siquiera lo digo lo digo porque de cuando en cuando dialogue con el recuerdo de una anciana con la que coincidió una vez en el ambulatorio. Jasper Gwyn suena (o lo correcto sería decir me suena) inverosimil porque es alguien que lo deja todo por considerar (no, por considerar no: por sentir) que no está viviendo la vida adecuada, y la abandona dando un salto al vacío, sin tener perspectiva alguna de cual puede ser su vida adecuada más allá de agarrarse a una palabra que le gusta como suena: copista.

Porque lo apuesta todo (sus ahorros, su tiempo, su vida) a la idea de un oficio artesanal que va proyectando sobre la marcha y que tiene por objetivo final llevar de regreso a casa a sus clientes, lo que viene a ser ayudar a gente a ser más feliz.

Porque la paciencia que se toma para construirlo todo, la atención al detalle que muestra con todo y la determinación que demuestra en pos de algo abstracto y único que va concibiendo en su interior está fuera de sintonía con lo que esta sociedad en la que nos ha tocado vivir nos demanda cada día.

Pero, sobre todo, creo que me suena inverosimil porque (ATENCIÓN: SPOILER) acaba teniendo éxito en su empresa.

El entrañable Jasper Gwyn

Con todo, pese a su inverosimilitud Jasper Gwyn resulta un personaje entrañable. No sé si por la belleza de sus ideas o por el reflejo de anhelos propios que puedas ver en él, o quizá por esas imperfecciones que tiene y lo humanizan… Aunque, en mi caso, tiendo a pensar que se me antoja entrañable por ser un personaje que te invita a seguir caminando en tus ideales, por muy inverosímiles que suenen. Y creo que es por esto por lo que le tengo un cariño especial a la novela (y estoy pensando que la razón de querer volver a releerla).

Por esto y por el personaje de Rebecca. Déjame decirte que el personaje de esta novela al que de verdad merece la pena conocer no es tanto Mr. Gwyn como Rebecca, la chica que trabaja para Tom y acaba siendo su primera modelo. Ella sí que no tiene un ápice de irrealidad. De hecho, diría que tiene demasiada realidad.

Si Jasper Gwyn tiene ideas hermosas, Rebecca es hermosa por sí misma.

Y aquí lo dejo. 🙂

Mr. Gwyn, de Alessandro Baricco. Libro publicado por la editorial Anagrama con traducción de Xavier González Rovira.