Escrito por Montserrat López Rueda
He pasado los años en carreteras que no existen.
Imagínate tú, el horizonte convertido
en un débil campo de cemento,
con ventanas cerradas y con miedo,
en la izquierda de un cráneo eléctrico
donde química y carne se mezclan
en un puente subterráneo,
en la autopista derecha a la espalda,
desde un cielo ausente que brilla
en los carteles de neón.
Amor, se me atrofia la identidad del tiempo
en un lugar pequeño y gris,
rodeada de muertos y polvo.
Pienso que pertenezco al cuello
de una botella triste,
a dos rascacielos divorciados,
a una maleta de extrarradio,
a esa historia que teníamos bajo
el papel.
Ahora camino sobre el asfalto
buscando la luz artificial.