RESEÑA: YO, TITUBA, LA BRUJA NEGRA DE SALEM

Por Inma Ercoreca

Estamos ante una novela basada en hechos reales, más bien, históricos, como son los juicios de Salem de 1962 en los que la protagonista, Tituba, fue la primera mujer acusada de cometer brujería. 

No es difícil deducir, visto el titulo del libro, que el texto esté narrado íntegramente en primera persona por su protagonista, que nos cuenta su desgarradora historia desde el momento de su propia concepción, fruto de una violación sufrida por su madre, una esclava proveniente de Africa, por parte de un marinero inglés. Siendo Tituba una niña, su madre es ahorcada por defenderse y revelarse ante un blanco; acto que también llevó consigo la expulsión de Tituba de la plantación quedando, por lo tanto, sin dueño, en soledad y apartada de la sociedad hasta que una anciana (Man Yaya) con grandes poderes y capaz de comunicarse con los espíritus se hace cargo de ella y le transmite gran parte de su sabiduría. Tituba se enamora de un esclavo llamado John Indien y, por él, vuelve a la esclavitud. Ambos son vendidos al puritano Samuel Parris, que los lleva al pueblo de Salem, donde ejerce de ministro religioso. Allí, Tituba es acusada de practicar brujería y condenada por ello a prisión; sobrevive gracias a su confesión en los juicios de Salem pero es vendida a un judío, para hacer frente a la deuda por su estancia en la cárcel. La relación con su nuevo dueño, Benjamin Cohen de Acevedo, y la familia de éste es buena pero después del trágico incendio (por razones religiosas) y la muerte de todos sus hijos decide dejar a Tituba en libertad; y es entonces cuando ella vuelve a Barbados, como muestra del amor por el lugar en el que nació. Es aquí, donde se desarrolla el final de la novela.

La autora trata de forma magistral temas vitales como la esclavitud, la raza, la violencia y el abuso, el puritanismo y la hipocresía de las sociedades religiosas, la hipocresía de los blancos, la brujería, el feminismo, la sexualidad y el deseo femenino desde el punto de vista de una esclava negra y su devenir. Su narración es contundente, precisa y desgarradora. Es obvio, que para empatizar con todo ello, debemos ponernos en el lugar de la protagonista; solo así podremos entender afirmaciones como: “el deber de un esclavo es sobrevivir”, “ tú no conoces a los blancos”,”para una esclava, la maternidad no es motivo de alegría”, “la vida se porta demasiado bien con los hombres” y un largo etcétera.

Los personajes excelentemente construidos son redondos, y muy dispares; adorables unos y abominables otros, pero todos ellos personajes que transmiten, debido entre otros factores, a la forma en la que son presentados por Maryse Condé. 

Tengo que reconocer, que si no hubiera sido por el concurso, no hubiera leído este libro, debido a su temática, pero ha sido la “niña bonita” de la mayoría de libreros de este país desde que comenzó el año, y como soy fiel a la premisa de que “cuando el río suena, agua lleva”, he decidido salir de mi zona de confort, y he de decir, que no me arrepiento, ni lo más mínimo.

De este duro y conmovedor relato, y de la adorable forma de escribir de Maryse Condé me quedo con esta frase “Palabras, aunque a menudo resulten tramposas y traicioneras, no por ello dejan de ser el mejor bálsamo para el alma”.