Diario librero · «Hay mucho amante de la literatura…»

Palabras de mi amigo Carlos, cuando compartió en Facebook la entrada de Penguin Random House que anunciaba la muerte de Francisco Ibáñez. Y conociéndole, sí: sé que estaba llorando.

Palabras de mi amigo Carlos en Facebook

Diario librero de Berni, 16 de julio de 2023

«No sé qué decir. Buenos, sí; que mi padre me enseñó a leer porque yo quería entender los tebeos de Mortadelo y Filemón. Y que ahora mismo, mientras escribo esto, estoy llorando.»

Esto lo escribió ayer mi amigo Carlos, cuando compartió en Facebook la entrada de Penguin Random House que anunciaba la muerte de Francisco Ibáñez. Y conociéndole, sí: sé que estaba llorando.

Yo no lloré (ni he llorado) pero sí que pasé la tarde de ayer muy apenado (y sigo apenado). Lo normal cuando se va para siempre una parte tan importante de tu infancia. «Muchos nos hemos quedado huérfanos de infancia», escribía mi amigo Adolfo, también en Facebook.

A mí me hicieron lector sus tebeos junto con los cómics de superhéroes y aquellos libros de fantasía de ‘Elige tu propia aventura’ que en los años ochenta publicaba la editorial Timun Mas. A ellos (y a la biblioteca del Colegio Público Landako, en Durango, donde cursé los primeros años de la EGB) les debo mi amor por la lectura.

Y sí, creo que hago bien cuando escribo amor por la lectura en lugar de amor por la literatura porque no son necesariamente lo mismo.

Los tebeos de Ibáñez, los cómics de superhéroes y los libros fantásticos de 'Elige tu propia aventura' son los que me hicieron lector.

Los tebeos de Ibáñez, los cómics de superhéroes y los libros fantásticos de ‘Elige tu propia aventura’ son los que me hicieron lector

Hay mucho amante de la literatura

Hay mucho amante de la literatura que menosprecia el tebeo y determinados géneros (como el fantástico) por considerarlos menores o, directamente, «cosas de críos». Suele ser gente que orientan parte importante de sus lecturas en función de las críticas leídas en suplementos y revistas culturales o al pope literario de turno cuya palabra veneren. En mi experiencia (que no es poca) son mayoritariamente hombres a los que escuchas defender o recomendar determinadas obras y autores (mayoritariamente clásicas; mayoritariamente hombres) que consideran que son los mejores y «hay que leer» (aunque se te atraganten).

Algunos son tipos que gustan de ir a clubes de lectura para demostrar lo que saben y tener así un ratito de protagonismo que satisfaga su ego y, con suerte, les haga sentir superiores. También los hay que son autores (novelistas, poetas… cuentistas…) que menosprecian a los escritores bestsellers (y a no pocos otros compañeros de la profesión que no venden tanto, también hay que decirlo).

En resumidas cuentas: hay mucho amante de la literatura muy gilipollas.

También hay mucho amante de la lectura muy gilipollas, ¿eh? Yo mismo me lo considero uno de ellos.

Pero, al menos, yo soy consciente. 😌

¿Quién podía imaginar…?

Mucha de esta gente tan preocupada por la literatura (por la BUENA literatura) vive despreocupada por la lectura más allá de sus propias lecturas y, si son autores, de que les lean. Y necesitamos lectores.

Ibáñez, con sus tebeos, ha hecho infinidad de lectores: «aprendí a leer con sus tebeos», «fue gracias a él por quien comencé a leer»… son ejemplos de comentarios dejados en distintas publicaciones de Facebook que hemos dedicado al historietista desde Luces.

Francisco Ibáñez fue padre de de muchos personajes inolvidables.

Francisco Ibáñez fue padre de de muchos personajes inolvidables.

Ha hecho lectores y ha creado hábito lector. Como he dicho, lo hizo conmigo junto a los cómics de superhéroes y los libros de ‘Elige tu propia aventura’. ¿Quién podía imaginar que aquel niño de siete años que vivía en Durango cuando leía Mortadelo y Filemón contra el «Gang» del Chicharrón acabaría dedicando su vida a ser librero? ¿Que acabaría leyendo a escritores tan variados como pueden ser Raymond Carver, Fiodor M. Dostoievski, Octavia E. Butler, Yasunari Kawabata, Ana María Matute, Rebecca Solnit o Jean-Claude Izzo sin necesidad de suplementos o popes culturales que le digan lo que «es bien»?

Muestra de obras de Raymond Carver, Fiodor M. Dostoievski, Octavia E. Butler, Yasunari Kawabata, Ana María Matute, Rebecca Solnit y Jean-Claude Izzo en mi biblioteca

De estos hombres preocupados por la (BUENA) literatura que saben qué es lo mejor y tienen tan claro qué hay que leer, diré que, también en mi experiencia (que, repito, no es poca), todavía no me he cruzado alguno que defienda o recomiende alguna autora u obra vinculada, por ejemplo, al feminismo. Y también que a poco que los sacas en un club de lectura de lo que es su zona de confort lectora (es decir, su canon y lo que entienden que debe ser la (BUENA) literatura), los hay que no dudan en destripar inmisericordes aquellas obras que no les han gustado (particularmente cuando no las comprenden) desde un paternalismo ejemplar.

Portada de 'Mortadelo y Filemón contra el «Gang» del Chicharrón.

Portada de ‘Mortadelo y Filemón contra el «Gang» del Chicharrón’

Al final todos queremos vender

A estos autores que desprecian a los escritores bestsellers (e insisto: y a no pocos compañeros de profesión que no venden tanto) les digo, por un lado, que a ver dónde y cómo de reconocidos estarán ellos en la historia de la literatura dentro de cincuenta años en comparación con Stephen King (ejemplo de autor bestseller; y de literatura fantástica, dicho sea de paso); y por otro, que en el mundo de la literatura no sé lo que alcanzaran a ser, pero en el mundo del libro, hoy, sí que sé lo que algunos de ellos son.

Son ese autor que una mañana lluviosa de diciembre, cuando una compañera me está cobrando unos libros, veo entrar en la librería con su chubasquero azul y, sin mediar palabra, dirigirse directamente a la sección de narrativa, a la altura de la letra de su apellido, para ver si seguimos teniendo su libro.

Son ese autor que, en época de navidades, tiene dos ejemplares de su último libro en la mesa de novedades no porque alguno de los libreros lo haya colocado ahí sino porque, en algún momento, con el follón de gente, decidió ponerlos él. Por eso y porque yo decido mantenerlos en el lugar, no sin preocuparme cada vez que paso de que el ejemplar superior de la pila esté vuelto, dejando así a la vista la siempre extremadamente menos seductora contraportada de la obra (ya te dije que yo también soy muy gilipollas 😌; pero que me quiten lo bailao 💃).

Son solo dos de infinidad de ejemplos.

Al final todos queremos vender.

No sé cómo he llegado hasta aquí

Se suponía que iba a escribir sobre Ibáñez y enlazar con cómics que me hacen reír e historias varias. No sé cómo he llegado hasta aquí. 😑

Echaré la culpa al calor.

Al final, Ibáñez se nos fue sin que le concedieran el Premio Princesa de Asturias…

Descanse en paz, Maestro.

El edificio del 13, Rue del Percebe vacío. Descanse en paz, Maestro.

Descanse en paz, Maestro